El sentimiento de culpa.

El sentimiento de culpa

Todas las personas nos hemos sentidos culpables en alguna ocasión, sobre todo cuando hemos hecho algo que sabemos que está mal, o hemos dejado de hacer algo, que creíamos que deberíamos haber hecho.

El sentimiento de culpa se entiende como un estado emocionalmente desagradable, que se produce después de realizar un hecho inapropiado y que continúa hasta que se restaura el equilibrio, independientemente de que otros conozcan la acción que lo motivó.

 

 


Como toda emoción, tiene su función: ser conscientes de que hemos hecho algo mal, para ayudarnos a un mejorar nuestro comportamiento con nosotros mismos y con los demás y de esta manera no repetir el mismo “error” dos veces.

Por lo tanto, es una emoción completamente natural y parte normal de un ser humano.

 

 Pero… como toda emoción descontrolada puede producir problemas. Hay personas que la culpa ocupa un gran espacio en su vida, consumiéndole toda su energía y poniendo un peso inmensurable del que les es imposible salir. 

¿Qué puede provocar este sentimiento de culpa?

-Saber que se ha hecho algo mal:

 

Puede ocurrir que hayamos dicho o hecho algo que puede ofender a una persona cercana, también existe la posibilidad que no sea hacia alguien externo, sino que lo que hayamos hecho vaya en contra de nuestros valores y ética, o incluso que realicemos algo que, aunque no vaya en contra de nuestras “leyes”, nos hubiéramos propuesto a no hacer, como recaer en una adicción o mantener un hábito que no queremos en nuestras vidas.
Sentirse culpable en estas ocasiones es algo natural, ya que su intención es motivarte a reflexionar y a cambiar tu conducta para mejor.


-Pensar que se ha hecho algo mal:

 

No siempre tenemos la certeza de que hemos hecho algo mal, pero creerlo ya puede producir esa sensación de culpabilidad. Nuestra imaginación puede jugarnos malas pasadas. Algunas personas suelen atribuirse las cosas malas que ocurren, a actos o pensamientos suyos. Esto puede provocar que se sientan culpables porque creen que de pequeños hicieron algo malo (aunque no saben exactamente el qué) o incluso que crean que como pensó mal de una persona, fue la causa de que la pasara algo malo.

Esta forma de culpabilidad es muy destructiva, ya que no existe un hecho real que se pueda modificar para mejorar.


-Pensar en hacer algo malo:

 

En ocasiones no es necesario llevar a cabo un hecho para sentirse culpable, el mero hecho de pensar en que podemos hacer algo malo, ya puede despertar el sentimiento de culpabilidad. Por ejemplo, en una pareja cuando uno fantasea con otra persona, a pesar de no existir infidelidad puede aparecer la culpa.

También se producen situaciones donde la mente nos trae pensamientos o ideas que surgen de improvisto, que en ocasiones nos hacer reír, pero que en otras nos producen temor, como por ejemplo ideas donde perdemos el control, pensamientos de hacer daño a los propios hijos, dejar la casa o hacerse daño a uno mismo. Solo le hecho de que se cuelen estos pensamientos intrusivos puede hacernos sentir realmente mal.


-Pensar que podría haber hecho más para ayudar a alguien:

 

A veces ocurren eventos que no podemos controlar, pero que nos hacemos cargo de ellos. En estas situaciones a pesar de haber hecho todo lo que estaba en tu mano, no podemos dejar de sentirnos culpables por creer que podíamos haber hecho más. Por ejemplo, cuando ocurre un accidente y pensamos que teníamos que haber elegido otra ruta, o no deberíamos de haberle dejado salir con ese temporal. Otro ejemplo es cuando una persona está falleciendo y a pesar de acompañarlo y hacer todo lo posible porque no sufra, siempre queda la sensación de impotencia de pensar que se podría hacer de otra manera.


-Pensar que está viviendo mejor que otra persona:

 

Otro tipo de sentimiento de culpa es aquel que aparece cuando uno siente que lo que tiene es mejor que lo que tienen otras personas. Sentirse culpable por poseer más bienes que familiares o amigos o incluso por haber nacido en una sociedad más desarrollada que otras poblaciones que no disponen de tantos medios. Este tipo de culpabilidad hace que las personas se auto-saboteen su propia vida como manera de manera de manejar esta frustración.

¿Cómo trabajar con el sentimiento de culpa?

1.- Identifica la causa que te hizo sentir culpable y permítete sentir:

 

La culpa, al igual que es resto de las emociones, no es buena ni mala, sino un mensajero que nos indica que algo hay que cambiar. Es cierto que las sensaciones que nos aporta son desagradables (tristeza, enfado, desilusión, etc.) pero tienen una misión, y por eso intentar reprimir esta emoción no es la manera de lidiar con ella.
Por ello, para trabajar con la culpa primero tenemos que permitirnos sentirla y de esta manera poder preguntarnos qué es aquello que hemos hecho o pensado que nos hace sentir así. No es extraño que en ocasiones sintamos culpa y no sepamos exactamente qué fue lo que la ha provocado, por eso pararse y reflexionar es un paso importante.

 

 

 Además de conocer la causa, podremos diferenciar entre la culpa productiva (aquella que nos lleva a madurar y a cambiar conductas que pueden hacer daño a los demás o a nosotros mismos) de la culpa improductiva (es aquella de la que no existe causa real de que hayamos cometido algo mal, y por lo tanto no podemos hacer autocrítica ni mejorar nada pasado). Es importante establecer esta diferencia, pues este último tipo de culpa puede tener efectos negativos en nuestro bienestar.

2.- Acepta y asume tu parte de responsabilidad:

 

Aceptar es necesario. Si hemos cometido algo que está mal no podemos seguir avanzando si no aceptamos que no equivocamos. Pero… ¡Atención! Aceptar no tiene nada que ver con fustigarse, todos cometemos errores y el pasado es algo que no se puede cambiar.

 Cuando trabajamos con la culpa, una de las limitaciones que suele aparecer consiste en pensar en términos de todo o nada, es decir, creer que uno es 100% culpable de lo sucedido. Pero… en la vida real no es así, vivimos en un sistema donde todo está relacionado y por lo tanto unas cosas influyen a otras necesariamente. ¿Cómo solucionamos esto? Pues hablando en términos de responsabilidad. ¿Qué porcentaje eres responsable de lo sucedido?

 

Imagina por un momento que estás en un curso de cocina, y que tenéis que hacer una tarta entre cuatro personas, uno se ocupa del bizcocho, otro del relleno, otro del cubre y el último de la decoración. A la persona que le ha tocado el relleno, lamentablemente se ha confundido el bote del azúcar con el de la sal. La tarta tiene una textura perfecta, y un aspecto bonito y apetitoso, pero… cuando le das un bocado resulta que está incomible. La tarta no vale hay que tirarla. El resultado final no es el que se esperaba, pero seas tú o no el que le ha tocado el relleno… ¿Qué porcentaje de responsabilidad tenías en ese resultado? Pues en este ejemplo un 25% solamente, a pesar de que eso influya en el resultado final.

 

En la vida cotidiana pasa igual, pensar en términos de todo o nada no es fructífero, pues lo único que aporta es sensación de indefensión.

3.- Aprende y sigue adelante:

 

 

Ya hemos identificado la causa y hemos aceptado nuestra parte de responsabilidad. Por lo tanto, somos conscientes de que tenemos algo que cambiar. ¿Pero el qué? O ¿Cómo? No funciona con sólo decir “vale sé que esto lo hice mal y que lo tengo que cambiar”, sino que hay que plantearse cómo puedo remediar en el presente ese daño que he hecho. Pedir disculpas para reparar las relaciones importantes para nosotros, compensar esa actitud o despiste, son alguna de las formas para reducir el sentimiento de culpabilidad.
Pero no debemos de quedarnos ahí, tenemos que pensar claramente qué es lo que vamos a hacer cuando nos encontremos en el futuro en una situación parecida.

Elaborar nuestro plan de acción con anterioridad nos ayudará a responder de una manera adecuada en el futuro.
Recuerda el propósito de la culpa no es hacernos sentirnos mal porque sí. Su objetivo consiste en aprender de nuestra experiencia para seguir avanzando.

4.- Perdónate y evita el perfeccionismo:


Por último, ya has hecho todo lo que está en tu mano por trabajar con esa sensación, pero queda un paso muy importante. ¡Perdónate! Trabaja la autocompasión, y no seas tan exigente. Somos humanos y todos cometemos errores. Quedarte castigándote no te va a llevar a nada bueno, si no a entrar en un bucle emocional: te sentirás mal, estarás enfadado, triste, por lo que no realizarás las cosas futuras con empeño y dedicación, y...  si no estás bien contigo mismo, tampoco lo estarás con lo demás, y esto provocará que cometas de nuevo errores y con ello llegará la culpa, y estarás encerrado en un bucle muy destructivo.

 

¡No somos perfectos, acepta, aprende y sigue avanzando!

En conclusión...

Sentir culpa no es bueno ni malo. Quedarse atrapada en ella, en cambio, sí MALO, para ti y para los demás.

 

- Si hay algo que hemos hecho mal, reparemos lo posible y aprendamos de ello.

-Si hay una situación en que no sabemos si hicimos algo mal, intenten recordar qué pudo ser, pero si no lo encuentran no le den más vueltas, hay que desestimar el recuerdo falso para seguir avanzando. Sin hecho no podemos mejorar.
-Si se siente mal por su bienestar en comparación con los demás, piense si hay alguna parte de responsabilidad que puedas hacer para ayudar al otro, pero recuerda que no va ayudar a nadie por no vivir sus sueños.

 

- Y, por último, si no sentimos culpables por no cumplir nuestros propósitos o metas, debemos de replantearnos nuestras expectativas y exigencias. Puede ser que no tengamos bien definidos los objetivos, (demasiado altos,poco tiempo, no disponer de medios, etc.)  o que incluso nuestros valores hayan cambiado. Es un buen momento para reflexionar.

¡NO PERMITAS QUE LOS SENTIMIENTOS DE CULPA TE CONDENEN, RECUERDA SU PROPÓSITO Y SIGUE AVANZANDO!

Escribir comentario

Comentarios: 0

Henar Campos

Psicología en Málaga

*Terapia Individual

*Terapia de Pareja

*Terapia Familiar

 

Dirección:   C/ Don Cristián, Nº 48, 4ºB

(Zona Corte Inglés) Málaga

Teléfono:   661 11 77 87 

Email:   henarcampos@gmail.com

 


*** Centro Equipo Versiona-Psicología y Coaching. Acreditado por la Junta de Andalucía como establecimiento sanitario con el número NICA 51.883***