Inteligencia Emocional

Inteligencia Emocional

 

Nuestro cerebro tiene dos hemisferios: el racional ( pensamientos de manera lógica y analítica) y el emocional ( sentimientos y emociones).

 

Durante muchos años se le ha dado mucha importancia al desarrollo de la inteligencia racional, dejando de lado nuestra parte más emocional. Ignorar nuestras emociones implica perder su riqueza, sus beneficios y su información. 

La inteligencia emocional, supone desarrollar todas esas habilidades y destrezas de nuestra parte más impulsiva, para que puedan operar en armonía con la parte más lógica, y así tomar mejores decisiones, ser más competentes y entrelazar las diferentes formas de conocimiento para guiarnos por el mundo..

 

 

¿QUÉ ES LA INTELIGENCIA EMOCIONAL?

 

El concepto de Inteligencia emocional  (IE) deriva de los trabajos en psicología cognitiva de John Mayer y Peter Salovey en, quienes la definen como la habilidad de manejar los sentimientos y emociones, discriminar entre ellos y utilizar estos conocimientos para dirigir los propios pensamientos y acciones.

 

Más tarde, Martineaud y Engelhart que centran su trabajo en la evaluación de la Inteligencia emocional y  la definen como la capacidad para leer nuestros sentimientos, controlar nuestros impulsos, razonar, permanecer tranquilos y optimistas cuando no nos vemos confrontados a ciertas pruebas, y mantenernos a la escucha del otro.

 

Pero a pesar de la importancia de estos autores en la aparición del término inteligencia emocional, va a ser Goleman, con la publicación de su libro Inteligencia Emocional (1995) , quien llevó el tema al centro de la atención de todo el mundo. Goleman nos ofrece la siguiente definición de la inteligencia emocional:

 

 

COMPETENCIAS DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

 

 

 

 ¿Qué se necesita para ser emocionalmente inteligente?


Goleman divide los componentes de la IE en dos grupos: "intrapersonales", que son aquellas competencias propias de cada persona ( conocimiento, control y motivación de uno mismo) e "interpersonales" que son los componentes característicos de las interacciones emocionales con los demás ( empatía y habilidades sociales)

Autoconocimiento:

Consiste en tener consciencia  de nuestras emociones, es decir, saber identificarlas, entenderlas e interpretarlas para conocer nuestras fortalezas y debilidades y poder responder de una manera adecuada a sus efectos.

 

Autocontrol emocional:

Es la capacidad para manejar aquellos impulsos desencadenados por las emociones, manteniendo nuestra integridad y la de los demás a salvo, para  adaptarnos a los cambios de la forma más flexible, sin ser prisioneros de nuestros propios sentimientos.

 

Automotivación:

Todas las emociones tienen una función. Es por eso que motivación y emoción son dos factores que están muy ligados. Motivarse comprende dejarse impulsar por la fuerza de la emoción hacia nuestras metas y objetivos, todo ello con incitativa, confianza y compromiso en uno mismo.

 

Empatía:

Es la capacidad de experimentar y comprender las emociones que otra persona está sintiendo. Es una actividad que se asienta en el hecho de compartir el estado emocional de la otra persona. Entender por qué los demás se sienten como se sienten, constituye el fundamento básico de la capacidad para establecer relaciones sociales exitosas.

 

Competencia social:

Es la capacidad para mantener buenas relaciones con los demás, lo que implica conocer y manejar las emociones de las otras personas. Las habilidades sociales, capacidad de comunicación, manejo de conflictos, colaboración y cooperación, manejo de equipos, etc. son algunas de las de las capacidades…….

ACTIVIDADES PARA DESARROLLAR LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

1.- Abre la puerta a tus sentimientos.

La gente que tiene problemas con sus emociones suele tener dos reacciones extremas opuestas:

- Tratan de evitar o escapar de las emociones difíciles, ignorándolas y negándolas.

- Se dejan atrapar por ellas y se ven totalmente envueltos por sus emociones. Se sienten completamente abrumados, controlados y dominados por ellas, sintiéndose como en una noria.

 

El primer paso es un camino intermedio entre esas dos opciones, abrir la puerta a las emociones para ser conscientes de ellas, ni evitar ni dejarse  atrapar.

+Acéptalas sin juzgar

Una vez que somos conscientes de nuestras emociones tenemos que aceptarlas sin juzgar. Permanecer con la emoción, sentirla, curiosearla y sobre todo, entender toda la información posible que te está alertando. Recuerda que las emociones no son ni buenas ni malas, si no, mensajeros que nos ayudan a conocer quiénes somos y hacia dónde vamos.

+Escucha las conexiones

Todas las emociones vienen acompañadas de sensaciones físicas y pensamientos. A la vez que experimentamos una emoción no tenemos que dejar de prestar atención a nuestro cuerpo (el estómago, la garganta, el pecho, etc.) Utiliza tu respiración para hacerte consciente de todas las sensaciones físicas. Al igual ocurre con los pensamientos,  ¿Qué pienso de eso? ¿Hacia dónde se enfocan mis ideas?  Utiliza todas las pistas que tengas para comprender la verdadera función de esa emoción y/o emociones subyacentes que se despiertan.

+Chequea y agradece

No esperes a que aparezcan emociones muy fuertes para empezar a conectar con ellas. Comienza con todas y cada una de las emociones que puedan aparecer a lo largo del día. Es más fácil comenzar con aquellas que no nos abruman y mediante la práctica será más rápido conectar incluso con las más incomodas. Pregúntate cada día ¿Cómo me siento hoy? ¿De qué manera responde mi cuerpo cuando realizo determinada acción? ¿Qué pienso de mi estado de ánimo actual? …. Por último no te olvides  da la bienvenida a lo que vino, palabras , imágenes y agradece a tu cuerpo por informarte de todo.


2.- Visualiza tu respuesta.

 

Como ya sabemos, hay algunas emociones que por su intensidad nos nublan y nos impiden ver más allá. A pesar de que todas las emociones sean un motor para hacer o cambiar algo, no significa que nuestra respuesta, tenga que ser inmediata. Por lo tanto, en algunas ocasiones hay que mantener un espacio entre la conexión con nuestra emoción y la puesta en acción. Un ejercicio de autocontrol para no perdernos en nuestros impulsos, consiste en imaginar un futuro a medio y largo plazo en el que nos preguntemos  si las consecuencias de nuestra respuesta nos van a ayudar en nuestro objetivo real.  Valorar el costo de nuestras acciones y sopesar realmente lo importante del momento presente, son aspectos de gran ayuda para un buen desarrollo emocional.


3.- Crea un ambiente positivo.

Es cierto que todas las emociones tienen su función y que es necesario abrirnos a cada una de ellas. Sin embargo, eso no significa que nos tengamos que regocijar en aquellas que no nos resultan cómodas. Una vez que obtenemos la información que nos desea transmitir esa emoción, es elección nuestra decidir nuestro siguiente paso. Conocernos nos da la posibilidad de modificar lo que alimenta o disminuye la emoción, y saber qué actos o pensamientos nos ayudan a que aparezcan determinadas sensaciones que nos son más placenteras. Utiliza tu inteligencia emocional para permanecer más tiempo en todas las sensaciones que disfrutas y te hacen sentir bien. Encuentra las cosas que te motivan a llegar a dónde quieres estar y evita el sufrimiento innecesario, dándole a cada momento el tiempo que necesita y nada más.


4.- Practica la empatía. 

La empatía es una habilidad y como tal es algo que podemos practicar y desarrollar. Presta atención y muestra interés por lo que sienten los demás, con una mente abierta, tolerante  y sin prejuicios. Aprende a modificar tu punto de vista y a ponerte en el lugar de los otros, de esta manera podrás hacer crecer tu mapa de la realidad. 


5.- Mejora tus habilidades sociales.

Nuestras emociones tienen una gran función comunicadora entre los seres humanos. Pero en muchas ocasiones el desconocimiento de nuestro propio sentimiento o la forma no correcta de  expresarlo suponen problemas para que los demás puedan entendernos. Por lo tanto es igual de importante conocer nuestras emociones que saber cómo demostrarlas.

+ Nuestro lenguaje no verbal, el tono de la voz o nuestra postura corporal dice mucho de lo que pensamos o sentimos. Ser conscientes de la información que está recibiendo la otra persona nos ayuda a mantener un discurso coherente.

+Definir concretamente la emoción, para ello amplia tu vocabulario sobre las emociones.

+ Comunica tu emoción, tus sensaciones corporales o pensamientos sin juzgar y sin responsabilizar a los demás. El objetivo es modificar un acto o cambiar algo, asique ten presente que en necesario que pidas lo que te gustaría, sin obligar o chantajear.

+ Toma los conflictos como oportunidad para restablecer lazos y aprender de los demás.

+ Trabaja en equipo, colabora y coopera.

+Defiende tus derechos, y tus emociones. No dejes que nadie te diga cómo te debes sentir.


"La esencia de la inteligencia emocional es

 

tener tus emociones trabajando para ti y no en tu contra"

 

Reuven Bar-on

Henar Campos

Psicología en Málaga

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