"El aprendizaje" ¿Qué ocurre para que dejemos los aprendizajes a medias?

¿En qué consiste el aprendizaje?

 

Aprender conlleva una serie de pasos. En la mayoría de las ocasiones terminamos nuestro proceso, obteniendo resultados gratificantes.  Pero en otras, abandonamos justo, cuando vamos a obtener una nueva destreza.


¿Conoces las fases del aprendizaje y en cuáles solemos "tirar la toalla"?


Los seremos humanos pasamos toda nuestra vida aprendiendo. Estos aprendizajes suponen cambios y con ello crecimiento. En muchas ocasiones dejamos de aprender, bien porque no hemos necesitado esa formación, o bien, porque hemos empezado el proceso, y a mitad de camino hemos “tirado la toalla”.

¿Te has preguntado alguna vez en qué consiste el aprendizaje? o ¿Qué ocurre para que dejemos nuestros aprendizajes a medias?.

 

 Abraham Maslow divide el proceso de aprendizaje en cuatro estadios o fases, que se  basan en el comportamiento de las personas a la hora de adquirir una nueva habilidad. El objetivo final será desarrollarnos y aumentar nuestro éxito hacia los objetivos. Ser conscientes de las fases y conocer nuestra reacción ante ellas nos ayudará a no abandonar nuevos proyectos.

1.-Incompetencia inconsciente

No sé que no sé


Esta es la primera fase del aprendizaje.  Aún no somos conscientes de que no sabemos hacer algo. De momento ni siquiera nos hemos planteado cómo se ejecuta correctamente y, aunque hemos oído hablar sobre ello, ignoramos los pasos necesarios.


Un ejemplo sería aprender a conducir. Probablemente nos hayamos subido en un coche muchas veces antes de ponernos a aprender, pero como no necesitamos saber conducir un coche para que nos lleven en él, no nos preocupamos de cuáles son las pautas y el orden de las mismas. Simplemente ignoramos que no sabemos.

 

Aquí empieza el proceso de aprendizaje.


2.- Incompetencia consciente

Ahora sé que no sé

 

En esta segunda fase ya somos conscientes de todo lo que no sabemos. 
“Solo sé que no se nada” (Sócrates), reflejaría este estadio del aprendizaje.

 

Ahora sabemos que hay algo que desconocemos y tomamos consciencia de la necesidad de poner en marcha nuestros recursos para aprender dicha tarea.  Al principio puede llegar a asustarnos, nuestra inexperiencia nos hace sentirnos incapaces y es, en este momento, donde comenzamos a fijarnos en los detalles. Decidimos seguir con el proceso de aprendizaje o rechazarlo, bien porque no nos interesa o por otros factores externos ( tiempo, dinero, medios, etc,)

 

 

Siguiendo con el ejemplo, esta fase corresponde al momento en que nos planteamos sacarnos el carnet de conducir. Hasta ese momento disfrutábamos, ajenos al conductor, de nuestro viaje en coche. Sin embargo, ahora estamos atentos a los detalles. Nos fijamos en cómo y cuándo cambia de marcha, en las reglas que utiliza para aparcar o en cómo es posible que tenga esa grandísima habilidad de poder hacer todas las cosas al mismo tiempo.

Justo ahora nos damos cuenta de que somos incompetentes, y nos pondremos en marcha para aprender, tanto teóricas como prácticas, nuevas destrezas.


3.- Competencia consiente

Sé lo que sé.

 

En esta tercera fase ya nos hemos formado, y hemos practicado una y otra vez. Conocemos la dificultad, y aunque en ocasiones cometemos errores, nos levantamos de nuevo y seguimos insistiendo. Puede ser una etapa un poco estresante, pues estamos continuamente rompiendo nuestros límites y ampliando nuestras habilidades y destrezas. Por lo que nos movemos de esta fase a la anterior, volviendo a ésta una y otra vez. Esto nos supone un reto. Hemos aprendido y somos conscientes de lo que sabemos. Aunque aún no hemos interiorizado cada detalle, si estamos atentos y damos nuestro 100% seremos exitosos.

 

En nuestro ejemplo, engloba el momento en el que tenemos los conocimientos teóricos y prácticos (sabemos que significan las señales y como tenemos que responder ante un semáforo en rojo si vamos en la cuarta marcha). Aunque en ocasiones se nos cala el coche, o necesitamos empezar de nuevo las maniobras para aparcar, sabemos que tenemos la formación de cómo se hace y que poseemos los recursos necesarios para ello.

 

 

¡Podemos conducir un coche! Conocemos las normas de circulación, pero aún tenemos que poner toda nuestra atención en ello, calcular y planificar el siguiente paso a consciencia.


4.- Competencia inconsciente

No sé lo que sé

 

Esta es la última etapa del aprendizaje, el momento de disfrutar de lo aprendido. El momento en que dominamos el proceso se vuelve automático, lo interiorizamos. No nos esforzamos en estar atentos a cada uno de los pasos, si no que los hacemos si más. A esta situación se le puede llamar “estado de fluir”.  Ni siquiera estamos pensando en lo que sabemos, nos ponemos en marcha, como si la misma inercia nos incitara a ello. Gozamos de la experiencia, nos sentimos bien y aumentamos nuestra autoestima.

 

 

Para terminar con el ejemplo, la fase de “fluir” se trata del momento en el que, no sólo hemos aprobado el carnet de conducir, si no que conducimos inconscientemente. Todos los recursos que tenemos que poner en marchar para realizar esta actividad, suceden uno detrás de otro de manera automática. No nos preocupamos de lo que sabemos, encendemos el motor y conducimos.

 

¡Ahora poseemos esa magia que veíamos al principio imposible cuando observábamos a otro conductor!  


Ahora que conoces cuáles son las etapas del aprendizaje

 ¿En tus procesos de aprendizajes personales, eres consciente de todas estas etapas?

Esto es importante sobre todo a la hora de entender por qué dejamos en ocasiones los procesos a medias.


Como hemos comentado antes, la fase dos (Incompetencia inconsciente) suele ser un punto de abandono. Es el momento en que nos damos cuenta de todo lo que necesitamos para llevar a cabo esa habilidad. Entonces se despiertan nuestros saboteadores, o creencias limitantes.
“Esto no es para ti” “No vale la pena intentarlo” “Ya estás mayor para eso”, verbalizaciones o pensamientos internos que nos llevan a la confusión, a sentirnos inútiles y a desilusionarnos.

 

 

Si conseguimos derrotar a los saboteadores y decidimos seguir aprendiendo entramos en la fase tres (Competencia Consciente) que como hemos comentado antes, suele ser una fuente de estrés. ¿Y eso por qué?
Pues, como sabéis, el aprender algo nuevo, no suele ocurrir en el primer intento, ¡ojalá!, si no que supone ir poco a poco practicando y cometiendo errores. Tenemos que ser fuertes para no “tirar la toalla”, y además ir superando obstáculos, pues cuando más sabemos, más nos damos cuenta de todo lo que nos queda por aprender. Es por eso que solemos aprender un paso y retroceder, donde contemplamos qué necesitamos y lo evaluamos, y de nuevo entramos en la fase tres para ponerlo en práctica. Una y otra vez. Para eso hay que ser perseverante y tener paciencia. 


Es increíble como en muchas ocasiones, aprendemos una habilidad, la ponemos en práctica, la realizamos bien durante un periodo de tiempo, pero… no llegamos a la fase cuatro (competencia inconsciente) en la que automatizamos e interiorizamos dentro de nuestro repertorio. En el apartado de arriba pusimos de ejemplo aprender a conducir, pero ocurre con otras muchas situaciones. Aprender un idioma y dominarlo, mantener una dieta equilibrada como forma de alimentación, o realizar ejercicio, son ejemplos de destrezas que aprendemos, manejamos, pero que por falta de constancia y ganas solemos dejar en la fase tres. 

Está claro que no siempre dejamos el proceso de aprendizaje por causas internas, si no que a veces son factores externos los que nos llevan a abandonar. Por ejemplo, si decidimos correr una maratón y nos lesionamos, si queremos iniciarnos en la cocina, pero no disponemos de tiempo, o  hacer ese curso que nos encanta, pero no tenemos la economía necesaria.


Pero no debemos de confundirlos. Pensad…. Ya existen demasiadas cosas que no podemos hacer por causas que no dependen de nosotros, como para cerrarnos nosotros mismos las puertas del crecimiento.

Ten presente que los motivos de abandono suelen ser:

-No centrase y cegarse por los saboteadores.

-No tener paciencia y querer resultados rápidos.

-No planificarse bien.

 

-No es lo que quieres.


Para evitar que esto ocurra pregúntate:
-¿Cómo me desenvuelvo en las diferentes fases del aprendizaje?
-¿Qué herramientas utilizo cuando realizo todas las fases?
-¿Qué me digo para seguir adelante?
-¿Cómo me centro en lo que quiero?
-Si abandono ¿En qué fase lo dejé? ¿Qué era lo que me decía?

 


Analiza qué ocurre cuando abandonas para no caer en lo mismo, y potencia todo aquello que te funcione.

Aprender es como remar contra corriente: en cuanto se deja, se retrocede.
(Edward Benjamin Britten)

 

    

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Henar Campos

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